La historia de José Manuel Pérez Reyes (Huelva, 1983) es la historia de un éxito tan fulgurante como fugaz. Este letrado que forma parte del bufete de Rafael Ortiz fue, en su infancia, un niño con problemas de sobrepeso que tenía que sufrir las burlas de sus compañeros de clase en el colegio. Pero aquello experimentó un cambio drástico: en apenas unos años, pasó de las chanzas por su peso a recibimientos oficiales en su pueblo, San Juan del Puerto, tras haber conseguido ser campeón del mundo de culturismo natural, categoría junior, en la prueba disputada en Bolzano (Italia) en noviembre de 2004.
José Manuel es también Urbano. Así lo llaman muchos en su pueblo por confusión con el nombre de su hermano, y así llegó su increíble historia al Festival de Cine Iberoamericano de Huelva de la mano del realizador también sanjuanero Elías Pérez, que estrenó en el certamen en 2016 el cortometraje ‘Urbano: la historia de José Manuel Pérez Reyes’.
Una historia que está cargada de “constancia, esfuerzo, sacrificio y disciplina”, como él mismo confiesa hoy en su amplio despacho profesional, donde trabaja desde 2010 y desde el que lleva temas tan variados como civiles, penales, de familia, de violencia de género, penales o sociales. “Todos esos valores que aprendí en el culturismo me han servido y me siguen sirviendo mucho para mi trabajo como abogado”, asegura.
José Manuel Pérez Reyes entró de muy joven en un gimnasio de su localidad, el OsoSport, que habría de cambiarle la vida. “En un principio, sólo fui buscando conseguir un cuerpo más estético y equilibrado, y sentirme mejor conmigo mismo”, explica. Pero pronto quedó atrapado por el culturismo natural, una disciplina en la que se pasan controles antidopaje y que únicamente se basa en dieta y ejercicio, sin ayudas de productos externos.
En pocos años alcanzó la cima. Todo en 2004. Primero logró ser campeón de Huelva. A la semana siguiente, se proclamó campeón de España. Siete días después, fue subcampeón de Europa. Unos meses después, volvió a ser el mejor de España en su categoría. Y en noviembre llegó a la cima como campeón del mundo. “Fue increíble, sobre todo por lo que supuso de reto y superación personal, de carrera de fondo”, asegura.
Tras alcanzar esos retos, decidió parar y centrarse en sus estudios de Derecho en la Universidad de Huelva. Ahora dedica el poco tiempo libre que le deja su profesión como abogado a enseñar a otros chavales en el mismo gimnasio en el que empezó a labrar su sueño. “Ahora me aporta mucho regocijo interior, me ayuda a desconectar de los problemas del despacho y a estar más relajado conmigo mismo”, confiesa.
Su fulgurante historia en el culturismo natural ha moldeado, además de su cuerpo, una personalidad que sabe a la perfección que nada se consigue sin esfuerzo, sacrificio y constancia.