Sergio tiene 52 años y es abogado desde 1993. Dice que descubrió la vocación cuando empezó a trabajar.

Sin embargo, su verdadera pasión va más allá de la toga.  Cuando se la quita… Sergio es un gran aficionado al mundo del motor. Desde pequeño comenzó a coleccionar coches de escala y desde entonces no ha parado. No sólo eso, también se atreve a conducirlos y, a veces, incluso a pilotarlos.

En esa afición suya por la velocidad, Sergio ha ido a todo gas en los circuitos de Monteblanco, Jérez, Ascari, Jarama o Portimao como piloto federado. No sólo eso. También ha tenido la fortuna de probar modelos de Mercedes, BMW, Mini o Volkswagen. Además, ha corrido en clásicos con un Porsche 911 y disfrutado en rallys de regularidad con un mini clásico que, por cierto, fue votado como uno de los más bonitos de España.

Su apasionante gusto por las cuatro ruedas le han llevado no hace mucho tiempo a probar la tierra en Villalba con un Subaru y un Ford. No contento con ello, Sergio también ha competido en Karting en el circuito de Cartaya.

Su afición por el mundo del motor ha sido fundamental en sus aspiraciones empresariales. No hace mucho ha montado una empresa dedicada al transporte de viajeros.

Este letrado, además, también es padre desde hace un par de años de Beltrán y ha inculcado su pasión a su pequeño. Una afición en la que también le acompaña su mujer, Reyes. Por eso, Sergio Pino ha querido dejar bien claro que, aunque ama los coches, las motos y tiene una gran vocación por su trabajo en los juzgados, lo que verdaderamente da sentido a su vida es el amor que siente por su familia. Ellos son el verdadero motor de su vida. Son los que le hacen enfrentarse cada día a la vida, imaginando soluciones, propiciando encuentros, descubriendo coincidencias, inventando cauces, negociando posibilidades, escuchando versiones, y desgranando argumentos, que es como entiende él la profesión.