“Con sentencias no se acaba con la Violencia de Género”

Ricardo Rodríguez es el Magistrado Juez del Juzgado nº1 de Violencia contra la Mujer de Huelva. Decía Sócrates que “un juez tiene que escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”. Es lo que todos esperamos de la Justicia, pero eso no excluye que bajo la toga con puñetas exista un hombre sensible y comprometido con el maltrato que sufren muchas mujeres. En este juzgado, especialmente, la empatía es una herramienta fundamental para que los procedimientos no se queden en papel mojado, y esa premisa la tiene muy clara nuestro protagonista. Su señoría defiende que hay que quitarse la toga, salir a la calle y convencer a las mujeres de que existe un camino alternativo al de la sumisión y el sufrimiento.

¿Ha cambiado su concepto de Violencia de Género desde que llegó a este juzgado?

Totalmente. Ha cambiado mi concepto y también ha cambiado el concepto en la sociedad y en la ley. Hasta ahora, por ejemplo, existían conductas que difícilmente tenían cabida en el delito de coacciones, afortunadamente, en la actualidad existe una figura nueva como el acoso o el hostigamiento, esa figura se produce por una evolución social del concepto de Violencia de Género que se traslada al Código Penal. Desde el punto de vista sociológico me estoy encontrando con nuevas formas delictivas y continuos cambios con los que nos tenemos que mantener alerta porque la Justicia tiene que tener capacidad de respuesta.

Ha variado el panorama a peor porque a pesar de las campañas de sensibilización, la Violencia de Género se está produciendo a edades más tempranas.

Efectivamente, en algo nos estamos equivocando. Los casos más graves que me llegan son de chavales de 18 a 20 años. Chicas que asumen el control como un rol de pareja y una muestra evidente de amor. En el ámbito de la juventud se está produciendo un rebrote de la violencia de género bastante preocupante.

Existen voces que afirman que los casos más graves de violencia de género no llegan al Juzgado, de hecho muchos de los homicidios y asesinatos de mujeres en manos de sus parejas no estaban precedidos por denuncias, ¿Comparte usted esta visión?

Los casos de  Violencia de Género que conozco son los que llegan a mi Juzgado. Pero es cierto que las víctimas de violencia sobre la mujer son muy peculiares porque se trata de un tema muy íntimo, en el que los sentimientos están de por medio. Tenemos que entrar en el ámbito de la vida de pareja y eso no es agradable para la mujer. Muchas de ellas entienden como una «traición» denunciar al padre de sus hijos.  El problema surge cuando se produce el círculo de la violencia, que se da con más frecuencia de la que debiera: la víctima estalla y denuncia, luego se arrepiente, perdona y retira la denuncia. Sin denuncia el proceso penal termina, no podemos hacer nada para continuar. La clave está en dotar a esas mujeres de la suficiente fuerza para continuar y ahí entra en juego la educación, igualmente es necesario que se dote de presupuesto suficiente a los Servicios Sociales y demás protagonistas en la erradicación de la violencia de género, sólo así podremos dar el apoyo que requieren las víctimas y apuntalar su decisión de denunciar y continuar con el proceso penal.

¿Ve usted necesario que el juez se humanice, que salga a la calle?

El juez debe ser una persona técnicamente formada pero tiene que ser cercano, con una visión humana de lo que tiene encima de la mesa. Hay tres pilares fundamentales en todo esto: educación, formación y cooperación. La educación es fundamental, vamos a institutos y colegios a dar charlas a los jóvenes. Los agentes de seguridad (Policía y Guardia Civil) tienen que tener una formación cualificada y específica para tratar estos asuntos y la coordinación con Fiscalía, Colegio de Abogados y Servicios Sociales, facilita, ayuda y mejora el trabajo que desempeñamos. La implicación más allá de nuestro trabajo es la clave para avanzar en este ámbito.

¿Cree que el sistema penal es adecuado para dar respuesta a la sociedad?

El sistema penal es adecuado, lo que pasa es que con carácter previo al proceso penal debe existir otra clase de estadios que entiendo que  hay que reforzar: educación, apoyo a la víctima e  instrumentos públicos para que no tengan dudas a la hora de denunciar. Cargar las tintas en el proceso penal es un error, nosotros actuamos cuando ya no tiene solución el problema. Hay que volcar los esfuerzos en todo lo anterior.

Y su Juzgado,¿ cuenta con las herramientas suficientes para trabajar bien?

Este juzgado está razonablemente bien dotado para poder responder a los casos que nos llegan. El problema es que no ocurre lo mismo en los pueblos de la provincia, donde se acumulan procedimientos penales y civiles, donde las víctimas tienen que esperar demasiado y donde no existen infraestructuras suficientes para dar respuesta a las mujeres. El colegio de Abogados, con su turno específico para este asunto, dota de letrados a la capital,  pero a otros es más complicado. Ahora se habla de una comarcalización, no es mala idea, pero si no se dota de recursos a las víctimas para que acudan al Juzgado de Violencia de Género de la capital, disminuirán las denuncias no porque estemos avanzando en la erradicación del problema sino porque la falta de medios impedirá a la víctima desplazarse hasta el Juzgado.

¿Qué papel desempeña el Abogado en todo este proceso?

Tienen un papel esencial, vertebral en la erradicación de la Violencia de Género. Se encarga de canalizar las pretensiones de su representada.  Ya dijo el Tribunal Constitucional que el letrado no solo tiene un papel juridicotécnico, de asesoramiento, sino que también da un apoyo moral a la víctima y eso se observa de forma evidente. La víctima llega al juzgado desconcertada, sin saber cómo van las cosas, se encuentra a su todavía pareja o expareja detenida, en los calabozos, y vive una situación muy complicada que el abogado sabe amortiguar.

¿Se soluciona el problema de la Violencia de Género con sentencias?

Yo siempre digo que ojalá me quedara sin trabajo en este juzgado. El derecho penal es esencial en un Estado de Derecho, ante los hechos delictivos  hay que prever una sanción y hay que utilizar el derecho a sancionar por parte del Estado, pero esto por sí solo no significa nada. La Violencia de Género no se erradica poniendo sentencias condenatorias. La educación es clave, es importante invertir en prevención.

Para terminar, dice usted que las sentencias son una garantía, pero ¿Las penas que se ponen las ve adecuada a la realidad?

En principio si, aunque hay que efectuar ciertos ajustes, un delito de quebrantamiento puro, es decir acercarse a una mujer con una orden de alejamiento a su favor conlleva pena de prisión, sin embargo una aproximación quebrantando la orden de protección y además amenazando puede conllevar pena de trabajos a favor de la comunidad. Quizás no tenga mucho sentido que una conduzca más grave tenga una pena alternativa a la prisión . Por otro lado está que se cumplan los trabajos a favor de la comunidad y de qué manera se cumplen, pero eso se escapa de nuestras manos, es competencia de la Administración.