El Máster de Acceso a la Abogacía de la UHU ya va por su tercera edición formando a jóvenes abogados en la gratificante tarea de defender los derechos de sus futuros clientes.
El pasado 26 de octubre quedó inaugurada la tercera edición del Máster de Acceso a la Abogacía de la Universidad de Huelva. Con esta, serán más de 70 los profesionales que habrán recibido una formación teórica especializada, “centrada en las materias que deben dominar para ejercer la defensa de los intereses de quienes vayan a ser sus clientes”; lo que se complementa con una “formación práctica muy intensa que les permite conocer la forma en la que han de desenvolverse antes los tribunales y abordar otros aspectos como el asesoramiento o la mediación”. Así lo explica la decana de la Facultad de Derecho y directora del Máster, Aurora María López.
Desde la entrada en vigor de la Ley 34/2006, de 30 de octubre, sobre el acceso a las profesiones de abogado y procurador de los tribunales, se han realizado dos exámenes habilitadores, el último de ellos, el pasado mes de mayo. Todos los alumnos del Máster de la Onubense superaron la prueba con éxito.
No obstante, como explica su directora, el objetivo del Máster va más allá del citado examen, y así lo entiende su Comisión Académica. El fin no es otro que “formarles en los conocimientos específicos que necesitan para ejercer como abogados y familiarizarles con la práctica forense”, todo ello con “el convencimiento de que, si logramos interesarles en estas materias e implicarles en el trabajo en los despachos, podrán superar sin problema la prueba de acceso”.
Pero, además, la Facultad dispone de materiales específicos editados por una editorial especializada en Derecho para preparar el examen y, por otra parte, “a través de la plataforma de apoyo a la docencia, los alumnos pueden acceder a casos prácticos, tutoriales, etc… que preparan nuestros propios profesionales”.
Para Alberto Casas, antiguo alumno con la prueba de evaluación de aptitud profesional ya superada, se hace necesaria “una preparación adicional para ejercer como abogado”. En este sentido, el Máster permite, además, “ahondar en aquellas materias relacionadas con la abogacía que en la carrera no se tuvo tiempo de tratar”.
Desde su experiencia, la formación deontológica, la posibilidad de actualizarse en las materias que han sido objeto de reformas y modificaciones y ampliar competencias en cuestiones más específicas dentro de las principales ramas del Derecho han sido los principales conocimientos que le ha aportado el Máster.
A la expectativa se encuentra Álvaro Betanzos, uno de los alumnos de la presente edición. “Espero poner en práctica todo aquello que en años anteriores solo he estudiado en manuales”, afirma; aunque es el módulo de prácticas externas el que espera con más ganas: “Nos permitirá saber cómo funciona fuera de las aulas el mundo de la abogacía”.
A su juicio, el Máster de Acceso a la Abogacía justifica su necesidad en la implantación del Grado y la consecuente reducción de material, “especialmente si se tiene en cuenta que la carrera de Derecho prepara a los alumnos como juristas y no como abogados”. “Exigir una preparación más específica para el ejercicio de una profesión en la que están en juego los derechos e intereses de terceros es algo más que razonable”.
Durante los cuatro meses en los que transcurren las prácticas, Alberto tuvo oportunidad de conocer todo el proceso de cualquier procedimiento judicial, las labores de investigación “que han de realizarse para dar forma a cualquier defensa” y “todo lo relativo a las solemnidades propias del procedimiento dentro y fuera de la sala”. Todo ello sin olvidar la experiencia del trabajo en equipo “con el tutor y los compañeros del despacho, que siempre contaban contigo para analizar cualquier asunto”. Podríamos decir que es el módulo que mejor refleja el día a día laboral de un abogado; un trabajo diario que implica “estar al día, estudiar, buscar y analizar jurisprudencia”, apunta Aurora.
Y, “aunque a veces las cosas no sean fáciles”, el Máster trata de mostrar a los alumnos que “ese esfuerzo por hacer valer los derechos de sus clientes, el trabajo de asesorarles y guiarles bien, de ayudarles a resolver sus problemas, es una tarea muy gratificante”.
Después de todo, ahí se resume el gran objetivo de este curso que, como explica su directora, “nació y vive gracias al apoyo fundamental de la Escuela de Práctica Jurídica del Colegio de Abogados de Huelva”. Que “este empeño común de docentes y profesionales haga posible que Huelva pueda contar con un plantel de jóvenes abogados bien formados y con espíritu de servicio a la sociedad” es su “mayor deseo”. Seguro que así será.