“La Justicia se pondría al día con la ejecución de las sentencias en manos de los procuradores”
Inmaculada García González lleva desde 2014 al frente del Colegio de Procuradores de Huelva. Con 25 años de profesión a sus espaldas, se sitúa al frente de un colectivo que lucha por su propia supervivencia y que reivindica el importantísimo papel que juega actualmente en la Administración de Justicia, a pesar de que la Unión Europea los haya puesto en la picota. El centenar de colegiados de la provincia no está dispuesto a que se eche por tierra el enorme esfuerzo que ha hecho en los últimos años en actualización tecnológica y reclama su utilidad para el desatasco del sistema.
¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la Procura en estos momentos?
Tenemos muchos retos por delante. El principal, permanecer como profesión, porque seguimos todavía estando en la picota en Europa, que sigue insistiendo en la desaparición de la figura del procurador y la compatibilidad de sus funciones con las de los abogados. El Ministerio de Justicia nos defiende a muerte, y el Ministerio de Economía, que siempre fue y sigue siendo nuestro principal enemigo, parece que ha contestado a Europa defendiendo la postura de seguir manteniendo la incompatibilidad. Esperamos que Europa entre en razón y se firme un acuerdo. Si no se firma, acabaremos en el Tribunal de Justicia Europeo.
¿Qué argumentos da Europa para pretender acabar con los procuradores?
Europa no comprende que el sistema judicial español tenga estas características especiales, con una figura distinta a la del abogado. Pero la realidad es que hay muchas figuras muy parecidas a la del procurador en casi todos los países del mundo, lo que ocurre es que en España está muy definida como operador jurídico dentro del sistema judicial. Y Europa considera que es superflua. Pero estamos presentando batalla, también junto con los abogados, que están en contra de hacer lo que hacen los procuradores. Todos los profesionales judiciales nos apoyan.
¿Por qué cree que ha sido siempre una profesión tan desconocida?
Fundamentalmente, porque nosotros no nos damos a conocer. Somos una profesión discreta, callada y que trabaja sin grandes alharacas. Aunque en teoría somos el enlace entre la Administración de Justicia y el cliente, casi nunca tenemos contacto con él. Nuestra función es más a nivel interno, una labor que no se ve, que es burocrática, de contacto con el tribunal. Y nosotros también hemos sido una profesión que no hemos hecho pública esa función, no la hemos explicado ni hemos dicho lo importante que es. Estando ahora en la picota quizá sea cuando más se está conociendo, porque hemos salido a la calle a decir lo que hacemos. Estaría bien que recuperáramos el contacto que se tenía antiguamente entre el procurador y su cliente, porque esa relación se ha traspasado del procurador al abogado. Cuando esta profesión surge, quien tenía contacto con el cliente era el procurador, que era el que le buscaba el abogado idóneo para su caso. Eso se ha perdido y debería recuperarse.
¿Cuál es el papel que ha de jugar el procurador ante los nuevos caminos electrónicos que se abren en la Justicia: papel cero, LexNet…?
Ahora mismo nuestro papel es clave, porque nosotros fuimos los primeros operadores jurídicos que nos pusimos las pilas con todo este asunto Y eso tenemos que hacerlo valer. Estamos muy encima de cualquier otro operador jurídico en el uso de las nuevas tecnologías, a las que nos hemos adaptado de una manera brutal. Hemos sufrido una tremenda evolución y adaptación. Manejamos miles y miles de notificaciones a diario, y más del 90% de las notificaciones telemáticas que ahora mismo se mueven en la Administración las hacemos nosotros. En este sentido, ahora mismo somos una pieza clave, y eso es lo que está haciendo que nos valoren. Por ejemplo, la Administración se está apoyando en los procuradores para la implantación del LexNet. Espero, por lo tanto, que se tenga en cuenta en un futuro el tremendo esfuerzo que han hecho los procuradores en este ámbito.
Hay quien dice que el LexNet va a acabar con los procuradores.
Hay gente que se pregunta que para qué servirá el procurador cuando este sistema funcione. Va a servir para muchas más cosas que para esto, evidentemente. Pero, al margen de eso, tal y como está estructurado ahora mismo LexNet y tal y como lo recoge la Ley de Enjuiciamiento Civil, el procurador sigue siendo vital. Los Colegios de Procuradores son administradores del sistema LexNet. Eso significa que son los receptores de todas las notificaciones diarias que los juzgados envían. Eso, además, beneficia a la Administración de Justicia, porque el procurador unifica el sistema de notificación.
¿El procurador va a tener sentido siempre?
Creo que sí. O al menos eso espero. Porque el procurador agiliza mucho la Administración de Justicia. Somos un híbrido entre lo privado y lo público. Partimos de lo privado porque tenemos un cliente que es quien nos paga, pero hacemos también una función pública. Nuestro interés es el interés de la Administración de Justicia. En el tema de las notificaciones, colaboramos con ella para que sea más ágil y más eficaz. Al margen, tenemos otras muchas funciones. Ahora estamos empezando a tener facultad de certificación: podemos hacer los actos de comunicación como si de un funcionario público se tratara. Estas funciones de agilización de la Justicia es lo que quizá pueda salvarnos.
¿Conseguir llevar la ejecución civil ayudaría también a la supervivencia de la Procura?
Esa es otra de nuestras luchas. Lo que pedimos es que se nos encargue llevar la ejecución de las sentencias por nosotros mismos. Esto ahora lo hacen los funcionarios, lo que provoca, debido a su carga de trabajo y a sus limitaciones horarias, un retraso tremendo. Si se nos entregara la ejecución de sentencias le podríamos dar un impulso tremendo a la Administración de Justicia para que las resoluciones judiciales se hicieran efectivas lo antes y lo mejor posible. Para ello, necesitaríamos que se nos permitiera el acceso a una serie de datos públicos a los que ahora mismo no tenemos acceso. Entregarnos la ejecución conllevaría una apertura importante de mente por parte de la Administración.
¿Tiene la sensación de que los procuradores son una profesión desaprovechada que podría aportar más?
¡Imagínese! Claro que podría aportar muchísimas más cosas. De hecho, podría poner la Justicia al día si tuviéramos la ejecución de sentencias en nuestras manos. Estamos absolutamente capacitados para ello y lo estamos demostrando con otros asuntos que sí llevamos con solvencia y profesionalidad. Tenemos una gran efectividad y capacidad.
¿Cuál es en su opinión la relación que debe regir entre los abogados y los procuradores?
Siempre de colaboración y de buen entendimiento. Son dos profesiones que no tienen más remedio que ir de la mano. Es fundamental que se entiendan. Hasta ahora ha habido desde siempre una relación fantástica, pero llevamos unos años en que el aumento de profesionales ha hecho que nos conozcamos menos. Antes el entendimiento era más fácil que ahora. El hecho de que cada vez nos conozcamos menos provoca fricciones. Sobre todo, en el Turno de Oficio. Pero en nosotros está que esto siga funcionando, porque es vital que procuradores y abogados tengamos un buen entendimiento.
¿Qué horizonte le ve a la compatibilidad en el ejercicio de ambas figuras?
Espero que siga siendo incompatible por Ley. A los procuradores nos sería muy difícil subirnos ahora mismo al carro de la Abogacía, y al revés seguro que también, porque las profesiones son muy diferentes. Hay un error de base: algunos, sobre todo los abogados jóvenes, piensan que nuestras funciones son muy fáciles de hacer. Y se equivocan. Hay que echarle muchas horas y mucha dedicación. Estoy segura de que los abogados ya veteranos no quieren hacer nuestras funciones ni de lejos.