Esta alternativa para la resolución de conflictos sigue luchando para abrirse paso ante el desconocimiento de la sociedad y el recelo de la mayoría de los letrados
Uno de los grandes caballos de batalla del sistema judicial español sigue siendo el de la mediación, un proceso voluntario de resolución de conflictos legislado desde el año 2012 que se presenta como un mecanismo voluntario, ágil y flexible, en el que a través de la asistencia de un tercero neutral (el mediador) se intenta que sean los propios interesados quienes alcancen la solución de su conflicto. Y sigue siendo un caballo de batalla porque la realidad dice que la mediación no termina de implantarse en la sociedad, a pesar de sus numerosas ventajas. Está en la Ley, pero no está en la calle, con lo que, en buena medida, se ha comenzado la casa por el tejado.
El problema reside en la propia voluntariedad y transversalidad de la mediación, lo que le hace requerir de un verdadero cambio de mentalidad de la sociedad para que recurra a esta alternativa a la resolución judicial de los conflictos. Para ello, como advierten los abogados y mediadores onubenses María José Ruiz y Daniel Romero, miembros de la Comisión de Mediación y del Centro de Mediación del Colegio de Abogados (Cemicah), es necesario un profundo trabajo educacional que haga conocer la mediación en la sociedad y sus numerosas ventajas frente a la vía ordinaria judicial.
El pasado 21 de enero volvió a celebrarse, como cada año, el Día Europeo de la Mediación, y de nuevo se han puesto sobre la mesa las muchas ventajas de esta alternativa a la resolución de conflictos (económicas, de coste emocional, control sobre el resultado, poder para decidir…), y también los problemas de implantación a los que se sigue enfrentando.
María José Ruiz y Daniel Romero, dos de las cabezas más visibles de la mediación en Huelva, entienden que, aunque lentamente, “se está avanzando” y recuerdan que la Ley 5/2012 “ha sido un hito”, aunque todavía la ciudadanía “no conoce el recurso de la mediación, que se promueve poco”. “Hay muchísimos mediadores y poca mediación, queda que la demande el ciudadano”. En concreto, el registro del Cemicah cuenta en la actualidad con más de un centenar de abogados inscritos como mediadores.
Los datos también avalan la mediación como una vía muy efectiva para la resolución de conflictos. Así lo dice la experiencia piloto de mediación intrajudicial que se llevó a cabo en el Cemicah. De los casos que abrieron, el 75 por ciento se resolvieron con acuerdo. El problema, como explican Ruiz y Romero, es la dificultad “de hacer valer una profesión nueva que no se conoce y que complementa muchas veces el trabajo de otros profesionales, que deben incorporarlo como un servicio más dentro de su gestión para intentar buscar una salida pacífica y menos dañina que otras”.
Estos profesionales explican que los principales problemas a los que se enfrenta la mediación son la falta de conocimiento del ciudadano, y el desconocimiento por parte de muchos profesionales de cuál es la verdadera función de los mediadores, con los que “no hay solapa competencial”. Además, “sigue vendiendo más el conflicto que deshacerlo”, por lo que hay “muy poco interés” por acercarse a la mediación.
En este sentido, María José Ruiz y Daniel Romero aseguran que los colegios profesionales “están jugando y tienen un importante papel en el impulso de la mediación, ya que cuentan con estructuras sólidas y credibilidad”. Estas instituciones están creando sus propios organismos mediadores, “y si cuidan la calidad de su mediación, terminarán encontrando espacios de trabajo para sus colegiados”.
A estos problemas, hay que añadir el de la “deriva legislativa de la mediación en España”, lo que ha provocado que existan distintos registros de mediadores. Las Comunidades Autónomas comenzaron a legislar sobre mediación familiar, lo que fue “un paso importante” y Europa, posteriormente, estableció las directrices en una directiva, fruto de la cual es la Ley 5/2012 de Mediación para asuntos civiles y mercantiles, “que supone un marco común de referencia”.
Sus exigencias para el mediador y las instituciones de mediación “son claras y suficientes”, y para no crear agravios comparativos “deberían unificarse criterios, entre otras cosas porque lo manda Europa”, explican. De hecho, en otros países europeos no han existido las polémicas que se han vivido en España al respecto, “siendo además un poco absurdo ante la casi inexistencia de practica real y demanda ciudadana”.
Ruiz y Romero entienden que es bueno que exista pluraridad, que haya distintos registros, y es importante que proliferen las instituciones de mediación, se supervise en ellas la calidad de la formación básica y continua de sus mediadores, y que tengan cierta similitud en la filosofía de sus intervenciones. “Con el tiempo, cuando la mediación esté implantada, marcará la diferencia quien cuide estos aspectos que posiblemente se reflejen en la calidad de los procesos que realicen sus mediadores”, aseguran. Con todo, la “tragedia” sigue siendo que “hay registros e instituciones de mediación, pero pocas personas, usuarios y profesionales utilizan la mediación”.
Los abogados, fundamentales
La realidad de la mediación es, también, que muchos letrados siguen recelando de ella como recurso, un hecho que se debe, en opinión de estos dos profesionales, a la falta de información “sobre su papel como abogados en la mediación, que son fundamentales como asesores de las partes”.
Ruiz y Romero aseguran que la mediación es un recurso que el letrado como asesor puede ofrecer a sus clientes como una alternativa más y previa a la vía judicial para resolver un asunto y poder cerrarlo en menos tiempo, y eso los abogados “lo pueden poner en valor como un plus de calidad de sus despachos”. “Cuando recomiendan a sus clientes la mediación es porque consideran que el asunto tiene una oportunidad de ser negociado. Esto implica para el abogado preparar los dos escenarios, la negociación y en su caso estar preparado para lo que pasaría en el juzgado”, afirman.
De esta forma, el abogado puede mostrar “el valor añadido” que supone tener que diagnosticar el asunto, estudiar las posibilidades de negociarlo, bien con el compañero de contrario o bien a través de una mediación, y al mismo tiempo tener el estudio hecho de su éxito en sede judicial. “Eso supone un esfuerzo que no deprecia su minuta”, explican. En la mediación, el abogado es el asesor jurídico del asunto, por lo que podría incluir este recurso en su despacho como un servicio más y ponerlo en valor. “Los abogados tienen una función crucial en la mediación, que es dar forma jurídica al acuerdo”, aseguran.
Con todo, muchos letrados siguen viendo en la mediación un “enemigo” que les “quita pleitos”. “Si se acercaran a conocerla y vieran lo importante que es para el mediador contar con ellos, no pensarían así”, afirman Ruiz y Romero, quienes explican que los abogados “aportan seguridad al proceso, ya que la persona mantiene a su asesor, el que sabe de lo jurídico y que da forma jurídica al acuerdo de mediación”, lo que hace que la parte “se sienta protegida”.
Ambos profesionales insisten en que la gestión extrajudicial de conflictos puede dar un plus de calidad a los despachos de los abogados, “bien a través de la negociación, una técnica que conocen perfectamente, bien por medio de la mediación”, un hecho que les permitiría “liberar mas rápidamente asuntos de sus archivos, dejando espacio a más asuntos y con mayor calidad por la satisfacción de los usuarios, a un coste probablemente ínfimo comparado con lo que en algunos casos resulta de acudir a los tribunales tanto en economía y tiempo, como en satisfacción y probabilidad de éxito”.
Ruiz y Romero dejan claro que, en el proceso de mediación, el abogado “permanece junto al cliente hasta el final”, por lo que no tiene por qué ver minusvalorada su minuta, ya que está ofreciendo a su cliente “el camino que considera más adecuado para la resolución”. De esta forma, la mediación es un instrumento de “incalculable valor” para los letrados, porque supone “un mecanismo más para ayudar a la resolución de las controversias que nos llegan diariamente a los despachos, con todas las ventajas que tiene frente al proceso judicial”.
De esta forma, la Comisión de Mediación del Colegio de Abogados de Huelva recuerda que está trabajando en diferentes ámbitos en pro de la implantación de la mediación, por lo que piden más apoyo a esta alternativa. “Somos conscientes del recelo que aun existe entre muchos compañeros, lo que inevitablemente provoca que a veces sintamos desde la Comisión limitaciones a la hora de avanzar”, explican Ruiz y Romero.